viernes, 21 de septiembre de 2012

El pase de rama.

Este año, la prueba que íbamos a imponerles a los lobatos iba a ser épica. La mejor. Impresionante. Tras horas de trabajo, dejamos escondidos a orillas del río los materiales necesarios...

Empezamos con el pase del Castores a lobatos, contamos las canciones y tal, y cuando acabaron, marchamos hacia el río con una sonrisa maliciosa.
Llegamos en 5 minutos, y tras cantar la canción de despedida de lobatos y cruzar sin ellos al otro lado del río, les explicamos lo que debían hacer. Eran dos.
El primero de ellos cruzó el río tumbado a ras de las rocas mojándose entero. El segundo lo imitó y cruzó mucho más rápido.
A continuación se pusieron en frente de una ranger que les fue haciendo preguntas.
-Es patrón de los Rangers es...? -preguntó
-¡San Jorge! -respondió el primero de ellos con emoción.
-Es San Carlos -dije yo acercándome a él por la espalda- , has fallado, lo que implica una jarra de barro.
Le eché barro por encima dejándolo asqueado, y así les fuimos haciendo preguntas y vaciando dos jarras de barro sobre sus cabezas.

Cuando terminamos las preguntas y el horror pareció terminar, sacamos entre tres rangers un cubo con una mezcla de agua, pan rayado y harina. En el fondo se encontraban dos papeles que los ex-lobatos debían encontrar con la boca, metiendo la cabeza en aquella plasta extraña. El primero de ellos dudó, pero acabó haciendo lo que le exigíamos. Tras meter la cabeza seis veces, encontró un diminuto papel lleno de masa. Era el turno del segundo. Éste no se lo pensó dos veces y metió la cabeza hondo, muy hondo aunque sin éxito. Tres veces más tarde, encontró lo que buscaba.

Arrancaron la masa del papel para leer el lema Ranger, "Siempre Listos." Entonces les pusimos las camisas azules y cantamos el Himno Ranger. Entonces nos dirigimos hacia el pase de rama de nuestros rangers. También pasaban 2.
El pantano que los pioneros habían elegido como lugar de pase estaba algo alejado del campamento, a unos 40 minutos.
Les hicieron pasar por debajo de un puente mientras nosotros cantábamos "Tú siempre serás un Ranger" y los pioneros les tiraban agua encima desde arriba del puente. Al mismo tiempo les hacían contestar a preguntas más o menos como las nuestras. Les pusieron las  camisas rojas y cantaron el himno de pioneros.

Comimos y por la tarde se hizo el pase de rama de pioneros a rutas. Los pioneros tenían atados los pies y debían trabajar juntos para cruzar el río. En la otra orilla tenían que coger a caballito a un ruta y buscar una camisa verde mientras gritaban "¡Puedo soportar el peso ruta!"

El año que viene, todo esto va a suponer un enorme cambio... nuestros pioneros con camisa verde... los pequeños castores con una amarilla... y dos de nosotros con la camisa roja. Sin duda, muchos de nosotros lloraremos cuando pasemos a pioneros.

Ana!

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